Conocí el hombre nuevo en el Juan XXIII

By 25/03/2011 Sin categoría No Comments

Antonio Ecarri Bolívar:

El pasado domingo fui honrado por los jóvenes integrantes del MONUJ23 (Modelo de las Naciones Unidas del Colegio Juan XXIII) para que clausurara este hermoso evento. Sin saber mucho sobre el mismo acepté esta distinción sin dudarlo un instante, por tratarse de una invitación de la juventud estudiosa carabobeña para una actividad intelectual que tiene que ver con el Derecho Internacional, la economía y el futuro de la humanidad, temas que me apasionan sin ser especialista. Sin embargo, no tenía idea de la sorpresa, la satisfacción y la emoción venezolana que iba a experimentar en ese acto de reafirmación de valores ciudadanos. Me sentí en el futuro y me di cuenta, en consecuencia, de que sí tenemos una nueva Venezuela en gestación.

Les voy a relatar lo que es el MONUJ23, no con palabras mías, sino con las de los jóvenes que en su página web informan la realización de esta hermosa iniciativa con la capacidad de síntesis que poseen los participantes en estas jornadas. Así lo expresan: (…) «Este modelo en su séptima edición la cual se llevará a cabo los días 17, 18 19 y 20 de marzo, promete ser centro de debate para más de 200 estudiantes de diferentes partes del país y tendrá la finalidad de concientizar a la sociedad estudiantil sobre acontecimientos de interés actual para la comunidad internacional, relacionados con puntos tales como los derechos humanos, el derecho internacional, el aseguramiento de la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible y temas conexos, siempre y cuando estén englobados en los parámetros establecidos por la Organización de las Naciones Unidas» (…).

Por mayor capacidad de comunicación que se tenga no hay manera de saber lo que significa este encuentro de debates, de tanta altura, si no se participa en ellos o al menos en la última jornada de premiación que fue a la que asistí, quedando gratamente sorprendido con la brillantez conceptual y la capacidad oratoria de esa cantera de líderes que se están formando (a la chita callando) en los institutos educacionales venezolanos.

Allí sí que se está construyendo el hombre nuevo, porque a esos muchachos no hay quien les imponga un pensamiento único. Pluralidad, discusión, consenso, argumentación a favor y en contra de conflictos que ocurren en todas las latitudes del orbe, abren el entendimiento de una juventud que quiere sacar a Venezuela del subdesarrollo y colocarla en el sitial que se merece en el concierto de las naciones desarrolladas.

A esos estudiantes del presente y futuro venezolano les hablé de los conflictos de «la guerra fría», de la crisis del sudeste asiático, de cómo estuvimos a punto de una guerra nuclear cuando la crisis de los misiles en Cuba, del conflicto este-oeste y norte-sur, pero también les dije que ellos están trabajando en el camino correcto, porque mientras el Estado venezolano, por no «sembrar el petróleo», participa con su materia prima dentro del 4% del Producto Mundial y el sector industrial lo hace con el 29%, ellos están anotándose en el sector de los servicios: donde la educación, la ciencia y la tecnología están aportando, a ese mismo Producto Mundial, nada más y nada menos que el 68%. Dicho en otras palabras: nuestro Estado va para atrás y nuestros jóvenes van hacia adelante, a pesar del freno que significa un régimen que ve al mundo por el retrovisor.

También les dije que el proyecto de un Estado en el siglo XXI debe estar comprometido a lograr para Venezuela la modernización económica, el reformismo social y la participación política; modernizar la economía significa rectificar las distorsiones del mercado, impulsando la libre empresa e incentivando la conformación de un estado de bienestar que provea de justicia social a nuestros compatriotas desasistidos de posibilidades de superación. Nuestra visión es la de un mundo justo sin pobreza, en paz y dentro de un equilibrio ecológico, donde la gente sea libre, igual, y pueda ejercer, sin restricciones de ningún tipo, influencia sobre su propia vida. La solidaridad es un prerrequisito para crear y desarrollar esta clase de sociedad justa que nos proponemos edificar. También les pedí que, a pesar de todo, vieran la vida con optimismo y alegría. A tal efecto, les recordé al joven checo Julius Fucik, quien al pie del patíbulo, condenado por el totalitarismo nazi, pedía que el ángel de la tristeza no fuese colocado en su tumba.

Cuando esos muchachos se pusieron de pie para aplaudir no sólo experimenté la emoción enorme de un viejo profesor que siente que su mensaje le ha llegado a sus alumnos, sino el haberme dado cuenta de que esos muchachos nos están indicando que el camino es el de la libertad, el pluralismo, el respeto a la propiedad privada, la competencia y quieren un Estado que sólo deba intervenir para corregir las distorsiones del mercado cuando éste conspira con sus monopolios en contra de la libre y justa competencia de sus integrantes.

En el Modelo de las Naciones Unidas MONUJ23, donde estuvieron estudiantes de varios institutos de educación media y universitaria de todo el país, me sentí en el futuro y recobré el ánimo de seguir luchando para, más temprano que tarde, poder verles sus caras alegres y decirles simplemente: hice mi parte. Lo demás les corresponde a ellos: hombres nuevos de una Venezuela próspera, moderna y libre de totalitarismos de cualquier signo ideológico.

¡Venezolanos: Sí hay futuro… yo lo pude ver en el Juan XXIII!

PS: Hoy es el cumpleaños de Valencia, aunque no hay nada que celebrar por el abandono en que se encuentra, reciba el cariño y solidaridad de uno de sus hijos. Con la promesa de dedicarle el artículo de la próxima semana por problemas de tiempos en esta entrega.

Antonio Ecarri Bolívar
Fuente: http://el-carabobeno.com/impreso/articulo/t250311-op01/Visite-el-futuro:-conoci-el-hombre-nuevo-en-el-Juan-XXIII