Periodista de aquilatados méritos deportivos que enalteció el deporte carabobeño como no ha habido otro en el periodismo regional. Fue llamado por el Dios Todopoderoso a cumplir responsabilidades en el cielo desde donde estará coadyuvando a mantener las diversas disciplinas deportivas en el pedestal de honor como él sabía hacerlo.
Por su cordialidad, don de gente y la inclinación por el deporte pudo mantener sus amistades con el mismo cariño que sintió por el deporte.
Formó, al lado de don Teodoro Gubaira, una dupla inseparable de trabajar no solo como periodista, sino como dirigente de asociaciones deportivas, tales como el ciclismo, baloncesto y voleibol. A Raúl lo propusimos en varias oportunidades como el clásico Cronista del Deporte y no hubo interés en las personas por darle tal reconocimiento.
Sí bien nos entristece su partida, desde esta trinchera hacemos ver su productivo trabajo en favor del deporte en sentido general (atletas, entrenadores y dirigentes) dieron su último adiós y mostraron su invalorable amor por el Carabobo Vinotinto.
Con un trabajo exitoso se ganó el afecto y el cariño de todos los carabobeños. Lo distinguió siempre el trato cordial hacia los demás y la comunicación giraba sobre el deporte de cada dirigente, cosa que exaltaba en sus escritos en las diferentes columnas que tecleaba en sus máquinas de escribir.
Muchas veces estuvo presente en el desfile aniversario del Juan XXIII al lado de su amigo personal profesor Dimas Segovia, y luego el siguiente día reseñaba de la forma más amena lo grandioso del acto.
Muchas cosas podríamos agregar sobre la vida que llevó Raúl al deporte, y el aporte desinteresado, pero hoy nos reconforta las veces que le entregamos reconocimientos en el Instituto Educacional Juan XXIII, y estando en la presidencia del voleibol carabobeño.
Luis Hernández Estrella