Desayuno para pequeños

By 29/10/2010 Sin categoría No Comments

El Nacional Todo en Domingo – Domingo 10 de Octubre de 2010

Desayuno para pequeños

Aunque muchos padres se confían en el poder tardío de la merienda,
metabolismo infantil necesita insumos desde temprano para funcionar apropiadamente. Una pediatra nutróloga y una nutricionista ofrecen sus consejos

— Magaly Rodríguez mrodriguez@el-nacional.com


«Un niño sin desayunar es como un carro sin calentar y con el tanquecito vacío: si no desayuna, no va a funcionar bien», explica Gilda Stanco, pediatra nutróloga. «
Eso de que el desayuno es la comida más importante del día suena como el cliché más trillado del mundo, pero es así», acota la nutricionista Aura Licir. «Para un niño, más todavía, porque ellos duermen unas 10 horas y su ayuno es más prolongado que el de un adulto; por eso su reserva de energía es aún menor en la mañana. Está más que comprobado que los niños que no desayunan tienden a tener problemas para concentrarse y aprender en clases que un niño que sí lo hizo», indica Licir. Además, su conducta también puede ser más inestable.

«A fin de cuentas, un adulto es capaz de ponerse de muy mal humor cuando pasa muchas horas sin comer, y un niño no escapa de esa misma irritabilidad».

Las expertas hacen una diferencia clara entre la merienda y el desayuno. «Hay mamás que dicen que el niño no desayuna porque no tiene hambre a las 7:00 am, pero que al menos se va al colegio con un vaso de leche y que luego merienda completo. Aun así, eso no es lo ideal. El niño debe desayunar cuando debe desayunar ­que es antes de salir de la casa­ y merendar cuando le toca merendar. Un niño que desayuna cuando debe, tiene un metabolismo mejor equilibrado, es menos antojadizo en el recreo y a la larga es menos propenso a presentar obesidad», recalca Stanco. La nutricionista coincide. «No está mal que en un día de apuro se tome al menos el vaso de leche para que no se vaya con el estómago vacío, pero aun así, limitarse a eso no debe ser la regla porque no es suficiente. Se supone que con ese vasito de leche el niño debe funcionar y aprender durante las dos o tres horas que falten para el recreo, y para la cantidad de energía que necesita, eso es muy poco».

¿Qué debe tener el desayuno básico para un niño? «Una buena combinación debe incluir una proteína, preferiblemente láctea, un cereal y una fruta. Con cereal no nos referimos específicamente a un cereal de desayuno para niños ­a veces con mucha azúcar­, sino a alimentos derivados de los cereales como el pan, una arepa, una cachapa, una panqueca», explica Licir. «Si esa porción de carbohidratos pudiera ser directamente una versión menos refinada ­como un plato de avena o un añadido de granola a un yogur­ por ejemplo, mucho mejor», indica Stanco. Entre las posibles combinaciones, las expertas proponen un sándwich de jamón y queso ­con añadido de vegetales como tomate y lechuga­ y una pieza de fruta; otras opciones son una arepa de queso y una fruta, o un plato de avena con leche y un toque de miel y trozos de fruta picada. «Si el apuro es mucho, incluso unas tostadas con un poquito de mermelada y un vaso de leche pueden funcionar, con una fruta que el niño se pueda ir comiendo en el camino. Los yogures con cereal también pueden funcionar como desayuno si se acompañan con una fruta», acota Licir.

Azúcar bajo control. Las expertas hacen énfasis en no descuidarse con la cuenta de las grasas, y sobre todo con la del azúcar. «Para beber, es aconsejable que el niño aprenda desde pequeño a tomar agua en lugar de un té frío, un refresco o un jugo procesado, que

A prueba de trampas
Ocuparse de que el niño coma bien no sólo consiste en reunir los nutrientes básicos. «También es muy importante la creatividad», subraya la nutricionista Aura Licir. «Uno puede servirles cosas muy saludables, pero si todos los días se les pone el mismo sanduchito o la misma arepa, tarde o temprano los niños se van a fastidiar, van a pedir dinero o van a empezar a cambiar eso que llevan en la lonchera por lo que el amiguito compró en la cantina. Es importante que el niño sienta que puede encontrarse cosas sabrosas y distintas en su lonchera todos los días, y que se le mezclen alimentos que sí le gustan con cosas nuevas», dice la experta.

«Es verdad que pararse todos los días en la panadería a comprarle un cachito y un jugo es muy cómodo y muy rápido, pero la alimentación de un niño debe ser variada y balanceada. Además, ni uno mismo aguantaría eso todos los días durante todo un año escolar».

Por lo general tienen muchísima azúcar. La fruta natural puede prepararse en jugo, pero servirla entera es mejor porque se aprovecha la fibra», señala Stanco. «Incluso con las bebidas achocolatadas hay que tener cierta cautela; hay quienes las usan como un recurso fijo para que el niño acepte mejor la leche, pero a veces éstas tienden a reducir la absorción de ese calcio que precisamente uno quiere ofrecerles con la leche; algo parecido pasa con el café y el té. De vez en cuando pudieran permitirse, pero no todos los días».

La mesura también aplica sobre lo que viajará en la lonchera para la merienda. «Si el niño ya desayunó en su casa, uno no puede pretender que desayune por segunda vez con otra arepa, por ejemplo. La merienda debe ser algo más moderado pero igualmente nutritivo: puede ser un yogur con cereal, un plato de frutas picadas, un pedazo de ponqué casero», ilustra Licir. «Uno se da cuenta de que al niño a veces le mandan unas galletas con chocolate y crema, y una leche que también tiene azúcar; todo es puro dulce por donde se le mire», observa Stanco. «Por decirlo de alguna manera, el niño termina `drogado’ de tanta azúcar y así tampoco rinde bien en el colegio, pero no se trata de empezar a darles edulcorantes desde pequeños porque eso no es lo aconsejable para un niño.

En realidad, la idea es que haya una distribución más o menos ordenada de la glucosa, que sea repartida sin exageraciones entre el desayuno y la merienda para que el niño tenga un rendimiento óptimo».

¿Y el helado de crema o el raspado de colita con leche condensada a la salida? Las expertas señalan que no es recomendable que el niño aprenda a asociar estas golosinas con premios por buena conducta o buenas notas. «Aun así, uno podría permitírselo de vez en cuando si se siente tranquilo con la alimentación general que está recibiendo el niño», dice Licir.

Como con la comida rápida o las frituras, lo importante es que el niño sepa que no es sano ceder a esos caprichos todos los días.

¿En qué momento?
Con frecuencia, los padres alegan que el niño no desayuna porque es muy temprano y no le provoca comer, o bien porque no hay tiempo de ponerse a cocinar.

«Eso puede irse modificando poco a poco al ajustar los horarios de sueño en la casa», explica la pediatra nutróloga Gilda Stanco. «Hay niños que se acuestan muy tarde y se despiertan muy temprano y por eso se levantan tan cansados; pero si nos acostamos todos a dormir con suficiente antelación ­para levantarse temprano y con calma­, eso permite que vayan aprendiendo a hacer sus rutinas de la mañana sin tanto apuro antes de ir al colegio, incluyendo desayunar. La idea es que eso también se vaya convirtiendo en una rutina para compartir con los papás: éste es el momento en el que todos nos sentamos a comer juntos, así sea por un momentico, porque todos necesitamos energías para empezar el día».