Estudiantes del POP Ingeniería conocieron a Beto, el primer carro eléctrico del país

El entusiasmo y la curiosidad se conjugaron entre los estudiantes del Programa de Orientación Profesional (POP) Ingeniería al conocer a Beto, el primer carro eléctrico fabricado en el país, por profesionales venezolanos.

Texto Dayrí Blanco

Fue una actividad pedagógica en la que se explicó a los alumnos cómo este vehículo pasó de ser un proyecto, a circular por las calles de Carabobo sin emitir gases contaminantes a la atmósfera.

José Vargas, ingeniero electricista gerente de proyectos de la empresa Saget de Venezuela, explicó a los jóvenes que se trata de un Volkswagen Beetle, cuyo sistema de combustible fue sustituido por completo, tras ser rescatado porque estaba listo para ser vendido como chatarra.

“Le hicimos una conversión para que funcionara con baterías y motor eléctrico… se eliminó el carburador y el tanque de gasolina y se le adaptó un motor con batería que se carga a electricidad de un enchufe de 110 o 220 voltios”, dijo durante su visita al Juan XXIII, la mañana del jueves 27 de octubre.

Beto necesita conectarse por ocho horas, si está totalmente descargado, a 110 voltios, y en menos de tiempo si se trata de 220 voltios. Al contar con baterías de gel, su autonomía es de 60 kilómetros, pero la empresa espera, en el corto plazo, cambiarlas a unas de litio, para que su rendimiento intermedio a aumente a 200 kilómetros.

La velocidad máxima que puede alcanzar este vehículo es la misma que tenía cuando funcionaba con gasolina, entre 110 y 120 kilómetros por hora, “pero sin las desventajas del combustible”.

Más planes

Beto nació como una idea que comenzó a fabricarse a finales de 2017. En febrero de 2018 ya estaba listo para circular. Fue concebido como un prototipo y la idea, a mediano plazo, es comercializar carros eléctricos.

Los proyectos para este grupo de profesionales venezolanos no se detienen. Actualmente trabajan en Betty, una combi que contará con un panel solar.

“Salir con Beto es ser el centro de atracción. No se escucha nada, pareciera que circulara empujado y llama mucho la atención, da mucha curiosidad, y todos los comentarios que escuchamos son positivos”.

Como anécdota, quien conduce a Beto debe tocar corneta de forma constante, porque los transeúntes y ciclistas no lo oyen.

Para Vargas, quien también es profesor de laboratorio de circuitos de mediciones de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Carabobo (UC), este tipo de actividades dirigidas a estudiantes es muy importante porque los estimula y motiva.

“Esa unión entre empresa privada y centros educativos a veces no es la más fluida, y que los, muchachos conozcan productos hechos en Venezuela, por profesionales venezolanos, es realmente muy relevante”.

 

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