Desde sus años de estudiante en el Instituto Educacional Juan XXIII, Alejandro Machado demostró una curiosidad insaciable por conocer el mundo y sus diversas culturas. A pesar de haber vivido toda su vida en Venezuela, Alejandro siempre soñaba con explorar otros mundos, inspirado en los videojuegos y las historias globales que le fascinaban.
Texto: Dayrí Blanco
Es egresado de la Promoción 36 y como parte del Programa Diploma, una experiencia que le permitió conectarse con el aspecto internacional y ampliar su perspectiva. Con raíces españolas por parte de su madre, y viajes ocasionales a España y Estados Unidos en su infancia, Alejandro ya tenía una exposición temprana a otras culturas. Sin embargo, el Programa Diploma fortaleció su deseo de explorar visiones globales.
Fue la calificación más alta de ese año del Diploma, pero él dice que todo el grupo de 14 estudiantes logró excelentes notas y construyeron una sólida amistad. “Ese año fue una experiencia social enriquecedora y una despedida al mundo escolar antes de enfrentar la universidad”.
Ciudadano del mundo
Su pasión por viajar y vivir en diferentes países lo llevó a estudiar en Suecia, donde realizó un intercambio académico en la Universidad de Lund en 2012. Posteriormente, vivió en Berlín, completó una maestría en Estados Unidos y Portugal, acompañó a su familia en España y pasó tiempo en Panamá, Colombia y Argentina. Su habilidad para trabajar desde cualquier lugar le permitió combinar su amor por los viajes con una exitosa carrera profesional.
Alejandro estudió computación y trabajó como programador, incluso en empresas suecas como Spotify durante su estancia en Suecia. Sin embargo, su interés en la tecnología se fusionó con su pasión por la humanidad. Buscó el equilibrio perfecto entre la parte técnica y la humanización de sistemas, reconociendo la importancia de que las personas detrás de la tecnología consideren las necesidades de los usuarios.
Para él, esta integración entre lo técnico y lo humano es esencial en la era digital y en la construcción de negocios exitosos. Alejandro también destacó la importancia de que la sociedad en general adquiera nociones de tecnología y habilidades digitales en un mundo cada vez más orientado a lo digital. Su enfoque en humanizar la tecnología es un testimonio de su visión única en el campo de la informática y la programación.
Actualmente, Alejandro se desempeña como gerente de producto en una empresa sueca que se enfoca en descentralizar las finanzas, contribuyendo al desarrollo de tecnologías financieras innovadoras. Además, previamente estuvo involucrado en un proyecto que buscaba facilitar las remesas de Colombia a Venezuela, una iniciativa que tenía un impacto directo en la vida de muchas personas afectadas por la migración.
Entre recuerdos
Entre los recuerdos más destacados de su época en el Colegio Juan XXIII, Alejandro mencionó su participación en la banda Alternativa, donde tocaba el bajo eléctrico. Destacó la influencia positiva de profesores como Raymond González y Gustavo NG en su desarrollo musical y creativo.
También mencionó la admiración y cariño que siente por los profesores Celis, Hermes, Bruno y el profesor Jorge Bolívar, quienes marcaron profundamente su educación, así como la profesora Rosario, quien le inspiró a desarrollar sus habilidades literarias y a plasmar sus pensamientos de manera efectiva.
A las nuevas generaciones del colegio Juan XXIII les envió un mensaje para alentarlos a apreciar la etapa escolar y a mantenerse conectados con la comunidad de la institución, tanto físicamente como a través de las oportunidades digitales. También compartió su deseo de que los jóvenes estudiantes aprovechen la oportunidad de aprender sobre diferentes culturas y desarrollar una mentalidad internacional.
Alejandro Machado es un ejemplo inspirador de cómo una educación en el Juan XXIII puede cultivar la curiosidad, la mentalidad internacional y el éxito en la vida profesional de los alumnos, llevándolos a explorar el mundo y contribuir al campo que más les apasione a nivel global. Su historia es un testimonio del impacto duradero que esta institución educativa tiene en sus alumnos.