Las obras completas de una persona ni se escriben, ni se publican, porque son tantas que son más las que no se conocen que las conocidas. En el caso que nos toca resaltar, esa figura egregia del profesor Segovia que todos llamábamos por su apellido, cada persona que tuvo de una u otra manera, contacto de palabras o en el cumplimiento del deber en el Juan XXIII, sentía y apreciaba el respeto que se merecía en una y otra cosa. Las facetas del deportista que conocí no las he escrito, muy a pesar de que le he dedicado varias columnas en la prensa y en la página web. Hoy quiero corresponder con el Dimas deportista, el Dimas colaborador, el Dimas que se antecedió en el tiempo, para que sus alumnos cuando realizarán actividades no sufrieran las inclemencias del sol, el Dimas organizador de intercambios deportivos con Guayana, Puerto La Cruz, San Felipe, Caracas, Barquisimeto, San Juan de los Morros, Maracay, etc. El Dimas creador de Andiep, para que los colegios privados tuvieran una organización gremial que no sólo enalteciera la labor del docente, sino que reconociera en alumnos y profesores de educación física la destacada actuación deportiva. Tantas salidas con alumnos deportistas, que pensó en ir más allá del deporte de alumnos, y creó los Juegos Nacionales de profesores de colegios afiliados a Andiep, que por cierto la última edición a la cual se asistió se realizó en Margarita en julio de 1992. De todos estos viajes quedaba no sólo el ímpetu deportivo, sino el fragor de la victoria, porque no aceptaba derrota, pero por sobre todo cultivaba la amistad para agradecer al Papa Bueno, por aquel amor hacia el deporte.
Luis Hernández Estrella