Casi todas las calamidades de la región carabobeña tienen una base ambiental: deficiente suministro de agua, mal manejo de la basura, emanaciones contaminantes a la atmósfera, deslaves, inundaciones, deforestaciones. Y también una causa común: indebidas acciones humanas. Los datos aportados por la coordinadora del capítulo Carabobo de la Fundación Vitalis, Esmeralda Mujica así lo revelan.
-Cuando se reporta que un río se llevó tantas viviendas, es porque estarían muy cerca de algún cauce. ¿Cómo se construyeron allí?, se pregunta. La Ley de Aguas promulgada en 2007, establece que debe mediar mínimo 60 metros.
También, se registra una alta incidencia de “tumbe” ilegal de madera en las cuencas altas de la región, mientras que el organismo que fiscaliza -la Guardia Nacional- está abajo. «No existen funcionarios que fiscalicen y controlen estas actividades. Los consejos comunales, tienen que intervenir pero no conocen el funcionamiento del área ambiental. No saben que es vital para la calidad de vida».
Los efectos contra el entorno natural es una cadena de sumatoria: al contaminarse un río, ese problema recorrerá miles de kilómetros hasta extenderse hacia otras poblaciones. Por cada batería recargable que se lance al ambiente, se contamina alrededor de 100 mil litros de agua. Y sólo se necesita 4 litros de pintura o un litro de carburante para afectar un millón de litros de agua.
Para reflexionar
El Día Mundial de la Tierra es una fecha para reflexionar. La Red de Organizaciones Ambientales no Gubernamentales de Venezuela, Red ARA, concentró en un estudio el año pasado, los siete problemas que más afectan al país. El más evidente: el manejo de los desechos sólidos.
«En el país se producen todos los días 20 toneladas de basura, pero el problema no es solo de recolección, sino la disposición final», detalló el gerente general de la fundación Tierra Viva, Alejandro Luy.
En Venezuela existen 280 vertederos a cielo abierto, que debieran ser cerrados o transformados en rellenos sanitarios para evitar la contaminación de aguas y suelos, como lo establece la nueva Ley de Gestión Integral de Basura, promulgada en diciembre 2010. Sin embargo apenas se ha cumplido 2% de lo establecido.
El segundo tema en importancia y gravedad es la contaminación de las aguas. Por cada 10 litros de aguas servidas, solamente tres litros son tratados antes de llegar a ríos, mares o lagos.
-Urgen plantas de tratamientos para tratar las aguas residuales. Son problemas que no vemos, pero que percibimos cuando vamos a la playa y nos dicen que está contaminada, dijo Luy.
Prosiguen en la lista, la calidad del agua que consumimos; los pocos recursos y la deficiente gestión de las áreas protegidas, cuya diversidad ecológica está amenazada por deforestaciones ilegales e invasiones. En los 20 parques nacionales está garantizada el agua a 20 millones de venezolanos, la preservación de plantas, animales y el suministro de estos recursos para las próximas generaciones, señala el estudio de la Red ARA.
-80% de la energía que se usa en Venezuela proviene de los recursos hídricos gracias a la cuenca del Parque Nacional Canaima, la cual protege el río Caroní, garantizando la fuerza que mueve todo el fluido hidroeléctrico que viene del Gurí. Se estima que esa energía equivale a 500 mil barriles de petróleo al día. Si no conservamos ese parque nacional, está peligrando recursos en términos económicos y la garantía del servicio en el país, explicó Luy.
Residuos petroleros
La industria petrolera tampoco escapa del reporte, con sus consecuentes incidencias en la salud. “Hay grandes pasivos ambientales acumulados. No solo se trata de derrames puntuales como el del río Guarapiche en el estado Monagas. En todo el país persisten secuelas producto de los sedimentos, desechos acumulados, derrames que van contaminando y deteriorando los ecosistemas”.
Los efectos del cambio climático también pesan sobre Venezuela. En los últimos 10 años, han ocurrido cambios sustanciales en los patrones de lluvias y de sequías, de temperatura y la declinación de los glaciares del estado Mérida, pero no se ha tomado con seriedad estas repercusiones, para investigar y establecer acciones de adaptación ante estos cambios. «Teníamos 10 glaciares en la cordillera de Los Andes, ahora sólo se registran dos, cuando debajo de esas formaciones está contenida el agua dulce para los años futuros», acotó la bióloga Esmeralda Mujica.
Se ha incremento del nivel del mar, advierte la bióloga. «El Estado tiene que prever programas de alertas tempranas a las poblaciones que están en las costas».
Sustentabilidad: ¿utopía?
Hace 20 años se firmó la Carta de la Tierra en la Cumbre de Río, un compromiso de 190 países a partir del cual, se empezó a hablar de desarrollo sustentable. Este año, el evento -a realizarse en Brasil este julio- se llamará “Río+20” en el que se evaluarán los alcances. Hay quienes estiman que este concepto es una utopía porque cambia los viejos modelos de desarrollos altamente contaminantes que se iniciaron con la era industrial, generando todo un siglo de deterioro ambiental, evidenciado con las lluvias ácidas, registradas en Europa.
Sin embargo, para Alejandro Luy, sí es posible conjugar armónicamente los aspectos ambientales, sociales y económicos como lo demuestra la experiencia en diferentes países, incluso, con menos recursos que Venezuela.
-Estos tres aspectos no están divorciados, sobre todo en países como el nuestro que depende tanto de la energía hidroeléctrica. La conservación de los parques nacionales es fundamental para garantizar el agua para los seres humanos y para la industria; la alimentación depende básicamente de la protección de áreas naturales que tienen disposición de áreas de reproducción de muchísimas especies de valor comercial.
Y para conducir al manejo integral de la basura, para que haya menos desechos y mejores índices de los insumos, implica una adecuación del sector industrial para ser más eficiente desde el punto de vista ambiental, e incluso puede obtener ventajas económicas, explica el especialista.
Se requiere actuar de manera diferente en cosas tan sencillas como el uso de las bolsas plásticas. «Mientras en Venezuela cada uno de los habitantes consume al año 150 unidades, hay países donde las cobran o está prohibido su uso o son de mayor grosor para darles más larga vida. En naciones como Brasil no existen vertederos a cielo abierto sino complejos de reciclajes de residuos sólidos, orgánicos, de vidrios y de papel. En Colombia, se paga por el suministro del agua, como por el tratamiento de las aguas servidas, es un recurso que cuidan muchísimo». Son algunos ejemplos para avanzar poco a poco, pero van acompañados de una legislación y de incentivos fiscales. Es necesario también educar ambientalmente a los ciudadanos, una herramienta valiosa para promover cambios de actitud, lograr ese desarrollo sustentable, recalca.
El primer escalón, sentencia, está en el cumplimiento de la Constitución que establece como obligatoria la educación ambiental en todos los niveles de la educación formal. Al Ministerio del Ambiente como al de Educación les corresponde motorizar este proceso. “Las diversas organizaciones estamos trabajando en función de que la gente entienda estos problemas y motivarla a ser más eficientes desde sus hogares, oficinas y empresas en el manejo de los recursos, sin detrimento del ambiente”.
-El desarrollo sustentable es garantizarle a las nuevas generaciones el agua potable, aire limpio, espacios para recreación, una sucesión de beneficios para una óptima calidad de vida, agrega Esmeralda Mujica. «La tecnología apunta a que seamos más eficientes con aparatos ahorradores de energía. Sí hay mucha gente interesada en hacer algo, pero no sabe cómo.
-Un ama de casa debería saber que el aceite sobrante no puede ‘echarlo’ directamente al fregadero, sino depositarlo en un envase que envolverá en una bolsa para su disposición final a la basura. Lo ideal es que fuese reciclado, pero aquí todavía no existen esos mecanismos.
Almacenar en un envase plástico, fuera del alcance de los niños, las pilas recargables de los relojes y celulares, uno de los elementos que más tardan en descomponerse. Averiguar dónde puede llevarlos para su reciclaje. Hay que evitar llevarlos a la basura, al igual que los bombillos ahorradores porque contienen mercurio, alto contaminante del ambiente.
Recomienda estar atentos cómo proceder con otros desechos sólidos; qué se puede hacer con la computadora vieja o para utilizar menos papel. Indagar a través de las redes sociales, dónde se realizan los programas de reciclaje.
Fuente: El Carabobeño
Ana Isabel Laguna
alaguna@el-carabobeno.com