El baloncesto para los más pequeños

By 30/05/2012 Sin categoría No Comments

Cuando un niño se inicia en el baloncesto o una actividad deportiva de conjunto, se presentan ciertos miedos al comienzo, ¿cómo lo haré?, ¿lo haré bien o mal?, ¿se reirán de mi?, ¿quién estará que yo conozca?, ¿haré mal los ejercicios? y ¿cómo será mi entrenador? , entre otras preguntas normales para un niño que se introduce al deporte en conjunto. Estas preguntas se responden con la facilidad que le puede proporcionar el entrenador y demás compañeros, recordando que son dudas o temores que se olvidan mientras que pasan las prácticas.

Un niño hace tiempo le daba pánico simplemente entrar a la cancha ya que no conocía a nadie, luego el niño asumió su reto y se presentó al conjunto con más tiempo practicando y de su misma edad. El niño sabía que aunque era su primera vez, así que debía esforzarse en conocer a los otros y vencer ese miedo. Los niños de mayor experiencia se presentaron y conversaron, querían saber de él. Ya el niño había entrado en confianza y no temía entrar a la cancha y saludaba a varios de sus compañeros de equipo. Así con el pasar del tiempo fue superando retos que el mismo se propuso, quería mejorar el drible y lo mejoró hasta el punto que ganaba competencias de habilidades y destrezas en el drible. El lanzamiento no era el correcto pero lo mejoró, fue constante en su lanzamiento y así progresivamente con el pasar de solo un año.

Estas son conductas propias de los niños, cuando se rodean de compañeros que sobresalen, el que menos sabe aprenderá y tomará como modelo al mejor o a los mejores del equipo. Del mismo modo el niño simplemente socializó con el grupo y aprendió de los mejores.

La historia no acaba allí, ese mismo niño que mejoró lo que se proponía, lo alcanzaba, hasta llegar al punto en el que ya había alcanzado todas las expectativas y competencias del equipo ya que no tenía un modelo a seguir, porque se convirtió en el modelo que muchos seguían. Luego subió de categoría, así que jugó con otro equipo y de igual manera le sucedió, temía entrenar porque no conocía a nadie, igual que hace unos años cuando se presentó ante un nuevo grupo. En este caso estos no fueron los mejores, pero consiguió a su modelo, a su competencia. Decide no asumirlo como su modelo a seguir, sino que decide hacer una competencia interna en la que se consideraba uno de los mejores. La competencia rindió frutos, no pudo superar al que consideró el mejor, pero se quedó en el equipo, que era la selección de su estado, donde se encontraban los mejores jugadores del estado y él fue el segundo mejor.

Un niño debe afrontar miedos a diario, en un mundo inmenso y desconocido, pero el valor de un niño de enfrentar sus dudas, es el valor que la hace falta a muchos adultos de seguir adelante y afrontar.

Por: Luis Federico Hernández.